En el corregimiento conejo, ubicado en Fonseca, Guajira, funciona la fábrica de Confecciones Fariana, donde 11 personas que antes hacían uniformes, portafusiles y equipos para combatir en la guerrilla de las farc, ahora que se acogieron al proceso de paz, elaboran tapabocas industriales, uniformes de enfermería y otros elementos de bioseguridad, para evitar el contagio de la COVID-19.
Este es uno de los 37 emprendimientos que se han montado en todo el país, en una coordinación tripartita entre farc, el Gobierno colombiano por medio de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, la Agencia para la Reincorporación y Normalización, el Sena y Naciones Unidas a través de la Misión PNUD.
El reto de producir cerca de 20 mil tapabocas, cuatro mil de los cuales serán para donar a los habitantes de las comunidades y veredas aledañas al antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Amaury Rodríguez de la vereda Pondores. En las confecciones trabajan en su mayoría mujeres excombatientes quienes hacen parte de la Cooperativa Multiactiva para la Paz de Colombia, Coompazcol, una de las 80 que se han creado en el país para la reincorporación económica de los que dejaron las armas después que se firmó el Acuerdo de Paz.
Los excombatientes explican que esta producción es posible gracias al aporte de instituciones como la Misión de la ONU en Colombia, PNUD y el Consejo Nacional de Reincorporación (componente FARC) y ya han sido distribuidos en Villavicencio, Fonseca, el mercado local de La Guajira y aspiran extenderse por las ciudades del país que requieran sus productos.